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noviembre 14, 2024
Boletines, Resiliencia - Mindfulness y más allá,
2 comments
Esta semana he cumplido 67 años. Aparte de no poder creer que sea tan mayor, la verdad es que ha sido hasta ahora un camino largo e interesante, con sus partes buenas y no tan buenas, sus altibajos, aprendizajes y descubrimientos. Para celebrarlo con vosotros, me gustaría compartiros las 12 cosas más importantes que he aprendido. Aquí os comparto la primera. A lo largo de las próximas semanas os iré compartiendo el resto.
Espero de corazón que os puedan ser útiles.
Paz, Salud y Felicidad.
Geoffrey Molloy
PERDONAR
“Nadie tiene la obligación de cumplir con tus expectativas”
Perdonar, tal como nosotros trabajaremos con ello, se puede definir como: dejar de sentir resentimiento, dejar de guardar rencor hacia alguien o algo (por ejemplo, una organización) que te ha tratado injustamente.
El resentimiento se puede describir como una indignación amarga o simplemente como la amargura por haber sido tratado injustamente. También, se puede considerar como las semillas del odio. Normalmente involucra asco, tristeza, dejándonos anonadados; también puede provocar desconcierto al percibir una injusticia, además de miedo, ira y desilusión.
En esencia, sentimos resentimiento cuando la vida o las personas no se comportan tal como creemos que deberían de comportarse. En otras palabras, nos sentimos dolidos cuando algo ocurre que no queríamos que ocurriese o cuando no ocurre algo que queríamos que ocurriese. En otras palabras, cuando las personas, cosas o situaciones no cumplieron con nuestras expectativas. En vez de aprender la lección, pasar página y seguir con nuestras vidas, nos volvemos atascados y creamos resentimiento.
Es por ti por quien perdonas. No significa que tienes que dar la absolución a la persona que te ha hecho daño (puedes incluir esto si lo quieres), ni consentir que siga el maltrato. La persona no se libera de las consecuencias de sus acciones. (Por ejemplo, el abusador sexual debería experimentar plenamente las consecuencias legales de sus acciones.) Tampoco involucra comunicarse con la persona, lo que significa que puedes perdonar a una persona, incluso si no sabes dónde se encuentra en estos momentos, o si ha fallecido.
¿Cuáles son las consecuencias del resentimiento prolongado, en otras palabras, la incapacidad de perdonar?
Una emoción es la reacción que tiene todo el cuerpo hacia una situación percibida. Existen muchos estudios que demuestran que cuando sientes la emoción del resentimiento de manera obsesiva, hace mucho daño a tu salud física y mental. El resentimiento y la amargura interfieren con el sistema hormonal de tu cuerpo. El resentimiento repetitivo frecuente puede resultar en consecuencias dañinas por todo tu cuerpo, muy parecidas a las que están producidas por el estrés extremo prolongado. También debilita tu sistema inmunológico, aparte de hacer que seas más susceptible a enfermedades. Puede incluso causar problemas de corazón.
En diferentes estudios se ha demostrado que aumenta la depresión, la ansiedad, adicción e incluso el suicidio.
Aprender a perdonar claramente es una habilidad que merece la pena desarrollar.
En términos evolutivos, tenemos una misión sencilla: sobrevivir y reproducirnos. A la evolución le importa un comino tu felicidad. Tienes que asumir la responsabilidad de esto, igual que de todas tus otras emociones y sentimientos.
Tu cuerpo reacciona a tus pensamientos, no a lo que está ocurriendo, sino a cómo percibes lo que está ocurriendo.
Esta idea es muy importante, ya que en términos evolutivos, el único prisma a través del cual observamos el mundo es a través de la supervivencia. Cuando revivimos en nuestras mentes un incidente que nos hizo daño, nuestros cuerpos reaccionan igual como si estuviésemos ahí otra vez y se desencadena nuestra respuesta de supervivencia. Esto significa que se segregan adrenalina y cortisol y ocurren los siguientes cambios:
Todos estos cambios son vitales si sigues formando parte de la cadena alimenticia o si te encuentras amenazado/a. La reacción es puntual y apropiada dado el contexto. El cuerpo tarda unos veinte minutos en recuperar sus niveles óptimos de homeostasis.
Cuando seguimos repasando eventos dolorosos pasados una y otra vez; cada vez que lo removemos; cada vez que repetimos la historia en nuestras mentes, nuestro cuerpo reacciona como si fuese una urgencia aquí y ahora mismo. La manera de la que percibimos nuestra vida está coloreada por nuestras emociones. Por tanto, el pasado ahora está afectando tu presente de una forma muy real, dañina y medible.
Así que… ¿qué podemos hacer?
Ojos de compasión: Cada persona que has conocido o que conocerás en tu vida tiene algo en común contigo y conmigo. Todos queremos evitar el sufrimiento y experimentar la felicidad. Cuando integramos esta idea, nos damos cuenta de que no existe tal cosa como una persona tóxica – simplemente personas que tienen algún dolor, miedo; o se sienten inseguras, enfadadas. Su comportamiento y el impacto son tóxicos.
Cuando me encuentro con una persona crónicamente enfadada, sé que esta persona vive con miedo crónico. Una persona arrogante vive con una gran inseguridad. Así que, mientras me aseguro de defenderme en tales encuentros, no tomo su comportamiento hacia mí a pecho.
Una vez encontré un tejón atrapado en una trampa. Obviamente tenía un dolor horrible. Su instinto fue forcejear. Pero cada vez que forcejeaba sentía aún más dolor. Quería ayudarle pero cada vez que me acercaba, intentaba morderme con sus dientes enormes, afilados y amarillos. Parecía estar loco; daba mucho miedo. No tenía ninguna duda que si me acercaba más, perdería si no un dedo – la mano. Tardamos pero con la ayuda de un vecino, conseguimos liberarle.
Lo importante de esta historia es que el tejón no tenía mucho interés en quitarme los dedos a mí personalmente. Le hubiera arrancado los dedos a cualquier persona que estuviese en la misma posición. No fue nada personal.
Todos somos como el tejón en el sentido de que actuamos principalmente en piloto automático – tanto la persona que hace el daño como la persona dolida. Podría decir que sí, había un elemento personal en aquel momento (después de todo, fueron mis dedos) pero la realidad es que no fue nada personal. Es también mucho más útil verlo así.
Culpa y responsabilidad: El próximo error que cometemos es culpar a la otra persona por lo mal que nos sentimos. Echar la culpa puede parecer que estamos en lo cierto; sentimos que la otra persona “merece” hacernos sentir así. La realidad es que la otra persona muy probablemente se haya olvidado de ello, no tenga ni idea de cómo te estés sintiendo y puede que tampoco le importe. En las palabras de Nelson Mandela:
“El resentimiento es como beber veneno con la esperanza de que mate a tus enemigos.”
Echar la culpa a otra persona por cómo te sientes te hace daño a ti y a los que te rodean. Cuando le das la responsabilidad de cómo te sientes a otra persona, te vuelves atascado/a ya que no hay nada que puedas hacer al respecto. (¿Cómo vas a poder? Si la otra persona tiene la culpa, es ella la que hace que te sientas así.) Te hace sentir impotente, enfadado/a y dolida.) Y ¿Qué pasa si la otra persona se ha muerto? Entonces sí que estás en apuros. ¡Nunca puedes cambiar! Nunca puedes ser libre, ya que lógicamente, si la otra persona es responsable de cómo tú te sientes, entonces sólo la otra persona puede cambiar cómo te sientes.
Asume la responsabilidad de cómo te sientes. Puede que esto te haga sentir incómodo/a pero es un tipo sano de malestar. Es la clase de malestar que sientes cuando creces como persona. Ninguna otra persona puede ser responsable de cómo tú te sientes; sólo tú. El gran beneficio cuando asumimos la responsabilidad es que ahora sí, nosotros podemos cambiar. Aunque nos hace sentir incómodos, nos empodera. Has asumido el control.
Cambia de víctima a héroe: Cada resentimiento viene acompañado de una historia: la historia que nos contamos sobre lo injusta o cruelmente que fuimos tratados; cuánto me dolió, cuánto arruinó mi vida, etc.
Esta es la historia de una víctima. La postura de ser una víctima en esta vida es la postura más estresante y dañina que podrías adoptar. Puede que te libere del esfuerzo de esforzarte más. Pueda que parezca lo correcto, pero carece totalmente de sentido. Recuerda, no estamos aquí para tener razón y asignar culpa; estamos aquí para vivir nuestras vidas bien. Así que deberíamos abordar eso con la siguiente pregunta en la mente: importa un comino la culpa e historias − ¿Qué funciona?
Lo que funciona es cambiar tu historia de la posición de víctima a la de héroe.
Mi propia historia es que cuando era niño, mis padres fueron alcohólicos y narcisistas. Mi madre nos abandonó a mis hermanos y a mí cuando tenía siete años; yo era el mayor. Mi padre era un hombre cruel y violento. Me pegaba con frecuencia y lo que es peor, abusó sexualmente de mí durante siete años (entre las edades de 7 y 14 años). Pasé tiempo en asilos para niños desamparados y con padres de acogida indiferentes.
No me daba cuenta de que sentir hambre prácticamente todo el tiempo no era lo normal. Una parte de esto ocurrió en una zona de guerra.
Hasta cumplir los treinta años, estaba en modo de víctima. Con mi historia, sentía que era justificado. Aunque disfrutaba de un gran éxito profesional, mi ira y resentimiento envenenaban prácticamente todo lo demás. Intenté gestionarme a mí mismo con diferentes sustancias químicas (incluyendo el alcohol) y comportamientos (el sexo y el poker). Sufría ataques de ansiedad y depresión. Incluso contemplé suicidarme. Mi historia me mantuvo atascado, sin el poder que necesitaba para cambiar. Sentía que estaba en mi derecho de ser así, incluso después de la muerte de mi padre.
Me di cuenta de que mi incapacidad de perdonar, pasar página y seguir con mi vida me estaba haciendo daño en muchos niveles.
Después de muchas tentativas, finalmente encontré la manera de cómo perdonar y cambiar mi historia.
Mi historia hoy es la de un héroe. He vencido esas circunstancias trágicas en gran parte. He cogido todo ese sufrimiento y negatividad y lo he integrado. El sufrimiento se convirtió en experiencia y esto se convirtió en sabiduría (muchas veces − no siempre). Mis experiencias han servido para ayudar a otros. Tengo una perspectiva única sobre circunstancias difíciles de la vida. Llevo casado treinta y tres años con una mujer excepcional. Tengo a cinco hijos maravillosos en quienes veo lo mejor de mí sin mis muchos defectos. Mi vida tiene propósito y sentido. Trabajo en algo que me encanta. Soy más amable conmigo mismo y con otros. No soy perfecto – de ninguna manera – pero sí, me acepto y me quiero a mí mismo ahora. (Esto significa que soy capaz de aceptar y querer a otras personas.) Soy una persona más fuerte y sabia gracias al inmenso rango de circunstancias que he experimentado en la vida.
He descubierto que la mejor “venganza” es vivir mi mejor vida.
Si necesitas algún tipo de clarificacion por favor ponte en contacto vía email o WhatsApp.
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Comentarios de la comunidad
Geoffrey Molloy
Hola Vanesa, Gracias por tu comentario. Un abrazo fuerte, Recuredos a tu madre. Pâz salud y felicidad, abrazos de mi y de parte de Rhea xx
Vanesa
Brillante, 100x100 inspirador.. un héroe en toda regla, un ejemplo a seguir. Gracias por compartirlo de todo corazón.